Final
Este canto no forma parte de la tradición de la
Iglesia, pero es muy querido en las comunidades de nuestro continente,
generalmente con un sentido mariano (dedicado a la Virgen María), de acción de
gracias (por la liturgia vivida o por la vida) o de misión (ya que al salir de
la misa volvemos a retomar nuestro compromiso por el Reino).
Tiene sentido sólo si es un canto con la asamblea
presente. El animador debe motivarla a permanecer en la iglesia. Si se está
disolviendo, más vale acompañar el momento con música instrumental. Se sugiere
música alegre de ritmo y melodía libre al alcance de la asamblea.
Tomado de: (Boletín de Información de CONALI “Comisión Nacional de Liturgia de Chile”)
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